Por estos días los dirigentes se ocupan en conformar buenos equipos para el torneo masculino, pero muy pocos hablan del certamen femenino.
Viernes, 30 de junio de 2023. Tras un emocionante partido, lleno de destrezas técnicas y la estrategia impecable de ambos equipos, Independiente Santa Fe se coronó campeón de la Liga de fútbol femenino al conservar su ventaja inicial de 2-0 frente a un América de Cali aguerrido, liderado por la capitana Catalina Usme.
El martes 15 de agosto de 2023, el Movistar Arena de Bogotá fue testigo de un emocionante evento donde más de 5.000 personas recibieron con gritos, coros y aplausos a la Selección Colombia femenina, después de su histórica participación en el Mundial de fútbol de Australia y Nueva Zelanda, donde llegaron a los cuartos de final. En ese momento, las redes sociales se llenaron de los hashtags #PersiguiendoUnSueño y #TodosSomosColombia, acompañados de declaraciones de políticos, periodistas, influencers y aficionados, exigiendo una liga profesional femenina estable, creyendo que finalmente se haría realidad.
Casi seis meses después, lamentablemente, el panorama del fútbol femenino en Colombia sigue siendo prácticamente el mismo. Mientras escribo estas líneas, la Liga Femenina aún no ha confirmado su calendario ni a sus participantes. Solo algunos equipos, como Millonarios FC, comparten imágenes de sus jugadoras y cuerpo técnico. Esto es especialmente paradójico considerando que nuestro país será la sede de la próxima edición de la Copa Mundial Femenina sub-20 de la FIFA.
Desde la creación de la Liga Profesional Femenina de Fútbol, en 2017, se han disputado hasta el momento siete ediciones y, a excepción de las finales en las que se han visto estadios llenos, el promedio de asistencia no ha superado las dos mil personas. Incluso durante la pasada Copa Libertadores Femenina, que se llevó a cabo en nuestro país a finales del año pasado, apenas 25,000 aficionados asistieron a los 32 partidos del torneo, con un promedio de 790 espectadores por juego.
A pesar de que equipos como Atlético Nacional, Santa Fe y América de Cali, tres de las escuadras más populares e históricas del fútbol colombiano participaron en el torneo y que aún estaba fresca la hazaña de nuestra Selección Colombia femenina, pareció no ser suficiente para que los hinchas locales acudieran en masa a los estadios y apoyaran la “causa nacional” que representa el fútbol femenino.
¿Por qué sucede esto? ¿Cuál es la razón que nos lleva a aceptar que, mientras un miembro del equipo masculino llega en auto de lujo, acceso a nutricionista y disfruta de suficiente tiempo de descanso, una mujer debe llegar en transporte público, ocuparse de su propia alimentación y apresurarse para llegar a la Universidad? ¿Por qué los hombres pueden considerar el fútbol como una profesión, mientras que las mujeres deben conformarse con verlo como un pasatiempo, incluso si juegan en la primera división de un equipo profesional?
No pretendo ignorar la realidad cultural histórica ni los desafíos económicos que enfrenta el fútbol femenino. Mi llamado es a la coherencia, la misma que comienza cuando se niega a una niña la oportunidad de jugar con el balón por temor a que se vuelva “machorra”, pero que celebra con entusiasmo las jugadas magistrales de Linda Caicedo o las atajadas de Catalina Pérez.
Para igualar la cancha, los invito a combinar reflexión y acción, a ver el fútbol femenino desde una perspectiva de compromiso real y no solo desde la retórica. Familia, gobierno, academia, medios, empresas, y todos los sectores de nuestra sociedad, tienen la responsabilidad de cuestionar y trabajar sobre los sesgos de género arraigados en nuestra cultura. Debemos ofrecer a las mujeres un espacio donde el fútbol sea un estilo de vida y no un juego de suma cero en el que ganan otros mientras ellas pierden.
Si usted lloró con el golazo de Linda Caicedo contra Alemania, pero nunca ha experimentado la emoción de gritar un gol de su equipo femenino en un estadio lleno, es hora de cambiar eso. Si le indigna que se organice una liga femenina de apenas seis meses, pero sigue diciéndole a su hija que debería dedicarse a un deporte “más apropiado” para ella, es momento de reflexionar y actuar.
Si es de los que inundan las redes sociales con mensajes de apoyo al fútbol femenino, sin darse cuenta de las pequeñas acciones que puede realizar en su vida diaria para contribuir a una mejora real en la situación, lo invito a que transformemos las palabras en acciones concretas. Dignifiquemos el fútbol femenino en nuestro país y otorguemos a las mujeres el lugar que les pertenece por derecho propio, no solo en el deporte, sino en cada aspecto de la vida.
15 de agosto de 2023. En medio de la celebración, la exfutbolista paisa Isabella Echeverri nos envió un mensaje importante que pasó desapercibido para muchos, pero que todos los que realmente apoyamos el fútbol femenino deberíamos tener siempre presente: “La mujer futbolista se ganó un lugar en el corazón de cada uno de los colombianos. Que todos los que se subieron a este tren no se bajen. Que el apoyo se traduzca en acciones y no solo en mensajes en redes sociales”. Que así sea.

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