Mientras miles de aficionados disfrutaban de la final de la Europa entre Inglaterra e Italia en Londres, una científica de la OMS calificaba lo que estaba viendo en Wembley como "devastador".
El domingo, 60.000 aficionados disfrutaron de la final en el estadio londinense -el 75% de la capacidad del lugar-.
Los miembros del público tuvieron que presentar evidencia de que estaban completamente vacunados o una prueba de antígenos negativa realizada durante las 48 horas previas a la final.
Los aficionados tenían que usar mascarillas en las áreas interiores del estadio, pero podían quitárselas al llegar a sus asientos.
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